La aventura de auto publicar

Echando la vista atrás, digamos, hasta principios de enero, (cuando registré el libro) el haber llegado hasta aquí no puede considerarse un hecho fruto del trabajo o de la ambición por conseguir una meta, que también. Si tengo que definirlo con sinceridad, y de eso va a estar plagado este post, puedo definirlo como el acto de cabezonería más grande de toda la historia literaria.
Y es que nada ha sido fácil, al contrario. Todo está resultando jodidamente difícil. Pero, ¿por qué es tan difícil? La respuesta, a mi entender, es bastante sencilla:
Porque a nadie dentro de la industria le importa lo más mínimo tu obra.
Y esto es así.
Tras registrarla, mandé el manuscrito a varias editoriales de distinta importancia. Solo dos respondieron, el resto ni se molestó, aunque supongo que todas tomaron la misma decisión: NO.
Opté entonces por la auto publicación en medio digital, el eBook, el libro electrónico, ¡el futuro! Elegí, para ello, el sello Tagus, la plataforma de auto publicación de Casa del Libro. ¿Podría haber elegido Amazon? Sí. ¿Estuve a punto de elegirlo? Sí. Menos mal que no lo hice. Como explico en otro post, no me convenció absolutamente nada de esta plataforma. Pero vayamos por partes.
¿Qué supone auto publicar? Depende. ¿Cuánto dinero tienes? Ay amigo… Esa es la cuestión. Auto publicar significa que tienes que hacerte tú todo el trabajo. Maquetar, crear la portada, corregir, revisar, promocionar etc etc. En mi caso, Tagus me ofrecía contratar todos los servicios que quisiera, pasando por caja, y olvidarme de todo. Es como publicar, pero pagando. Obviamente, mis recursos económicos no me permitían hacer tales dispendios. Es decir, estoy sin un clavo.
Así que ahí estaba yo, con una ilusión tremenda, con muchas ganas de sacar mi libro y sin tener ni la más mínima idea de lo que era un ePub (entre otras cosas). Dios, la de horas que he invertido en presentar un trabajo decente. Fue tan duro que estuve varias veces tentado de tirar la toalla. Pero, al final, conseguí sacar algo digno, bien acabado. Por suerte, he contado con personas a mi alrededor que me han ayudado bastante. Creo que sin ellas, mi novela jamás hubiera salido adelante. Pero sigamos.
¡Ya está mi libro a la venta! ¡Ya se puede descargar en la web! Ahora empieza lo realmente difícil: promocionarlo. Y, como siempre, sin tener ni idea y sin tener un duro. Empecé a dar palos de ciego por Twitter, pidiendo RTs a celebridades, intentando colar la novela en TT… Hasta que, al final, opté por empezar en el sitio donde mi público objetivo ya me conociera: monté una presentación en mi pueblo. Salió bien, la gente se hizo eco, los medios se hicieron eco, el libro empezaba a adquirir una cierta fama aunque fuera a nivel local. He de decir que aquí también tuve personas que me ayudaron a promocionarlo en los medios.
Llegados a este punto, podemos decir que se ha hecho un considerable esfuerzo en promoción y difusión de la obra, que previamente a esto se ha conseguido presentar un trabajo al público con unos estándares que rozan la profesionalidad. Se ha cuidado muchísimo la corrección, el contexto histórico, la maquetación, la portada… Un trabajo de muchas horas y que ha contado con la colaboración desinteresada de diversas personas.
¿Es suficiente? Por supuesto que no.
Aquí entran en juego muchos factores que nada tienen que ver con el autor y que se escapan a su control. En mi caso, la plataforma Tagus cometió algunos errores que frenaron bastante la progresión del libro, errores fuera de mi control, errores que yo no podía solucionar y que, sin embargo, me obligaron a redoblar esfuerzo para solventarlos. ¿Cuál es la conclusión? Pues que da igual todo lo hecho. Da igual la calidad del producto presentado. Ha habido, y habrá, factores externos no previstos que se escapan al control y que suponen un duro revés para la marcha del libro.
En resumen: es un mundo muy difícil, muy saturado. Es un mundo en el que el dinero que un autor novel sea capaz de invertir en su obra dará como resultado una difusión mayor o menor. No nos engañemos, autores noveles que han reventado el mercado hay muy pocos, se pueden contar con los dedos de una mano. En un mundo que se guía por la capacidad de generar dinero de una obra como primer valor, hay mucho talento desconocido que se quedará relegado en la carpeta de algún Pc, ante la imposibilidad de publicar, o de auto publicar siquiera.
Por mi parte, seguiré haciendo esfuerzos para promocionar mi obra, aunque los sin sabores son grandes y frecuentes, para qué engañarnos.


     

Publicar en papel. Bienvenidos a la odisea.

Desde hace un tiempo estoy pensando en dar el salto a papel. Es un paso importante, el cual hay que pensar y meditar muy bien, ya que hay varias opciones, cada una con sus pros y sus contras.
La primera pregunta que se me planteó fue si resultaría fácil publicar en papel. La respuesta, tal y cómo está el mercado, es rotunda: SÍ.
Es fácil publicar, o, más concretamente, auto publicar. Todo depende del dinero que estés dispuesto a invertir.
Hay muchas editoriales que hacen todo el trabajo, corriendo el autor con los gastos. Gestión del ISBN, del depósito legal, del código de barras, de los ejemplares impresos… No hay problema, solo hay que pagar y listo. Incluso añaden, según los ejemplares que encargues, otros servicios, cómo pueden ser booktrailer, promoción en redes sociales, posibilidad de impresión bajo demanda, presentación, servicios de cartelería, página web para vender tu libro… En fin, una larga lista que el autor paga, pero que no incluye la más importante de todas: la distribución física.
¿Es posible distribuir y vender, por ejemplo, 500 ejemplares? Teniendo en cuenta mi público objetivo, no. Por ello, esta opción, aún siendo la más fácil, es la más compleja de llevar a cabo, amén de ser muy cara. Hay que asegurarse unos puntos de distribución y una visibilidad nacional antes de dar el paso, porque los libros físicos no se comen y no me apetece guardar en mi trastero algunos cientos de ellos. Es una opción que no descarto pero que he de meditar y trabajar mucho antes de llevarla a cabo.

¿Y otras opciones? ¿Qué tal la impresión bajo demanda que ofrece Amazon, por ejemplo?
Bien, la he valorado concienzudamente. He probado su web, he probado su servicio de atención al cliente, he probado las facilidades que da y he hablado con varias personas que ya tienen experiencia Amazon. Mi conclusión final no puede ser más contundente: NO.
No, al menos, a publicar en español. He empezado a trabajar en la traducción al inglés, y si al final se lleva a cabo, tendría que utilizar esta plataforma para lanzarlo, pero es algo que aún está lejos.
¿Pero, por qué no? Pues porque el proceso me resulta lioso, me resulta difuso y poco claro. Porque su atención al cliente es nefasta. Cuando, tras varios intentos, logré hablar con una de sus empleadas, no tenía ni la más remota idea de que hacer para publicar un libro en su plataforma. Me aseguró que se pondrían en contacto conmigo para resolverme las dudas y que lo haría alguien especializado. Aún sigo esperando, claro.
Su servicio vía twitter no es mucho mejor. He preguntado un par de veces y su respuesta es pasarme el enlace de un manual para publicar. El manual es bueno pero escasito, y al volver a preguntar dudas, volvían a redireccionarme al manual.
Por no hablar que su plataforma de impresión bajo demanda se mueve en un terreno pantanoso de, cuanto menos, alegalidad. No voy a llevar el trabajo de más de seis años a estos terrenos, si algo ha de hacerse, ha de hacerse bien.  

Vale, descartamos la impresión bajo demanda, pero ¿qué hay de las editoriales clásicas?
Hay un problema de inicio, y no es otro que el hecho de que el libro ya está publicado. La mayoría de las editoriales quieren trabajos inéditos antes de entrar a valorarlos, cuanto más grande sea la editorial, menos caso te harán si tu trabajo ya está disponible para el público. En este caso, el único modo de llegar a ellas es reventando las ventas, coger notoriedad y relevancia.
Pero vayamos con mi experiencia con dichas editoriales clásicas:
Aquí hay de todo, de todo excepto una respuesta positiva a publicar. Están las que no contestan, las que te dicen “no” muy amablemente, las prepotentes que tienen 12 seguidores en twitter, que publican por convenios firmados con ayuntamientos, creyéndose que entre sus filas tienen a Ken Follet y que te tratan rozando lo despectivo… Y las editoriales independientes a las que les ves un esfuerzo y un entusiasmo muy grandes, pero que sabes que su distribución y sus medios en general no van a ser muy superiores a los tuyos, en caso de auto publicar. Es una decisión difícil.


El libro físico es algo que no descarto, pero aún veo lejos. Es cierto que estoy trabajando en este aspecto, valorando, preguntando… moviéndome, pero es un sueño que, de salir, ha de hacerlo con unas mínimas garantías de éxito.