¿Vas a rendirte?
Esa es la elección fácil, cómoda. No la escojas. Has luchado
mucho para llegar hasta aquí y tu cansancio es prueba de ello, pero no dejes
que este te venza. Párate, recupera el aliento y mira hacia atrás; el camino recorrido
está lleno de baches que representan tus derrotas, cierto, pero también está
sembrado con las pequeñas victorias que has logrado.
Apóyate en las personas que de verdad te quieren; no en esas
que te doran la píldora con sonrisas falsas, sino en las que están cuando no
toca sonreír. Desahógate con ellas, muestra tus dudas, tus debilidades y deja
que sean tu soporte, pero no te escondas tras ellas; has de llevar el timón de
tu vida. Escucha sus consejos y usa su ejemplo, pero toma tus propias decisiones.
Da igual que te equivoques la mitad de las veces: el error es parte fundamental
del aprendizaje. Ten siempre presente que con mejores o peores intenciones, los
demás tratarán de moldear tu carácter aún sin pretenderlo. Sabiduría para
entender y determinación para hacer.
El agotamiento y el pesimismo son dos lastres que siempre
arrastrarás. Su peso fluctúa, aumentando con cada caída. No desfallezcas, sabes
que puedes arrastrarlos. Te caerás mil veces y ese peso se hará casi
insoportable, pero crécete en la adversidad. No hay mayor victoria que vencer
el desánimo de nuestro interior. Levanta y empuja, siempre adelante.
Tu trabajo habla por ti, no permitas que nadie lo ningunee.
Has de ser la persona más rigurosa con él, plantearte si de verdad es lo máximo
que puedes dar. Si no es así, redobla el esfuerzo. Recibirás críticas, consejos
y recomendaciones; quédate tan solo con aquellas que nacen de la sinceridad de
las personas que te quieren. Mejora tu trabajo si esos consejos te son útiles,
pero que nadie te corte las alas. No hay cotas para los sueños, no te pongas
metas. Las metas solo sirven para llegar y llegar es pararse. Siempre hay que
avanzar, creé en lo que haces y en todo lo alto que puedes volar. Habrá quien
te diga que te conformes, que no vueles, que no aspires a algo grande. Se
equivocan: no aspiras a algo, aspiras a todo. El trabajo duro y la dedicación han de ser dos constantes en
tu día a día.
Recuerda: eres fuerte.
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