Publicar en papel. Bienvenidos a la odisea.

Desde hace un tiempo estoy pensando en dar el salto a papel. Es un paso importante, el cual hay que pensar y meditar muy bien, ya que hay varias opciones, cada una con sus pros y sus contras.
La primera pregunta que se me planteó fue si resultaría fácil publicar en papel. La respuesta, tal y cómo está el mercado, es rotunda: SÍ.
Es fácil publicar, o, más concretamente, auto publicar. Todo depende del dinero que estés dispuesto a invertir.
Hay muchas editoriales que hacen todo el trabajo, corriendo el autor con los gastos. Gestión del ISBN, del depósito legal, del código de barras, de los ejemplares impresos… No hay problema, solo hay que pagar y listo. Incluso añaden, según los ejemplares que encargues, otros servicios, cómo pueden ser booktrailer, promoción en redes sociales, posibilidad de impresión bajo demanda, presentación, servicios de cartelería, página web para vender tu libro… En fin, una larga lista que el autor paga, pero que no incluye la más importante de todas: la distribución física.
¿Es posible distribuir y vender, por ejemplo, 500 ejemplares? Teniendo en cuenta mi público objetivo, no. Por ello, esta opción, aún siendo la más fácil, es la más compleja de llevar a cabo, amén de ser muy cara. Hay que asegurarse unos puntos de distribución y una visibilidad nacional antes de dar el paso, porque los libros físicos no se comen y no me apetece guardar en mi trastero algunos cientos de ellos. Es una opción que no descarto pero que he de meditar y trabajar mucho antes de llevarla a cabo.

¿Y otras opciones? ¿Qué tal la impresión bajo demanda que ofrece Amazon, por ejemplo?
Bien, la he valorado concienzudamente. He probado su web, he probado su servicio de atención al cliente, he probado las facilidades que da y he hablado con varias personas que ya tienen experiencia Amazon. Mi conclusión final no puede ser más contundente: NO.
No, al menos, a publicar en español. He empezado a trabajar en la traducción al inglés, y si al final se lleva a cabo, tendría que utilizar esta plataforma para lanzarlo, pero es algo que aún está lejos.
¿Pero, por qué no? Pues porque el proceso me resulta lioso, me resulta difuso y poco claro. Porque su atención al cliente es nefasta. Cuando, tras varios intentos, logré hablar con una de sus empleadas, no tenía ni la más remota idea de que hacer para publicar un libro en su plataforma. Me aseguró que se pondrían en contacto conmigo para resolverme las dudas y que lo haría alguien especializado. Aún sigo esperando, claro.
Su servicio vía twitter no es mucho mejor. He preguntado un par de veces y su respuesta es pasarme el enlace de un manual para publicar. El manual es bueno pero escasito, y al volver a preguntar dudas, volvían a redireccionarme al manual.
Por no hablar que su plataforma de impresión bajo demanda se mueve en un terreno pantanoso de, cuanto menos, alegalidad. No voy a llevar el trabajo de más de seis años a estos terrenos, si algo ha de hacerse, ha de hacerse bien.  

Vale, descartamos la impresión bajo demanda, pero ¿qué hay de las editoriales clásicas?
Hay un problema de inicio, y no es otro que el hecho de que el libro ya está publicado. La mayoría de las editoriales quieren trabajos inéditos antes de entrar a valorarlos, cuanto más grande sea la editorial, menos caso te harán si tu trabajo ya está disponible para el público. En este caso, el único modo de llegar a ellas es reventando las ventas, coger notoriedad y relevancia.
Pero vayamos con mi experiencia con dichas editoriales clásicas:
Aquí hay de todo, de todo excepto una respuesta positiva a publicar. Están las que no contestan, las que te dicen “no” muy amablemente, las prepotentes que tienen 12 seguidores en twitter, que publican por convenios firmados con ayuntamientos, creyéndose que entre sus filas tienen a Ken Follet y que te tratan rozando lo despectivo… Y las editoriales independientes a las que les ves un esfuerzo y un entusiasmo muy grandes, pero que sabes que su distribución y sus medios en general no van a ser muy superiores a los tuyos, en caso de auto publicar. Es una decisión difícil.


El libro físico es algo que no descarto, pero aún veo lejos. Es cierto que estoy trabajando en este aspecto, valorando, preguntando… moviéndome, pero es un sueño que, de salir, ha de hacerlo con unas mínimas garantías de éxito. 

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